2/16/2007

MELANCOLÍA DE UNA DISIMULADA ESTRELLA

En cada noche, en cada sombra, pude distinguir la mirada seca de tus tristes ojos que brillaban al fondo de aquel oscuro día creando para sí oblicuas melodías, lo pude distinguir quizá de todo lo que inciertamente tiñe de rojo el blanco corazón que crepita en lo profundo, repleto de inspiración. A lo mucho se oyen susurros temerarios de tu faz que deslumbra el odio de aquella frágil ave, que vuela suspicazmente cortando el aire.

El brillo que brota entre el viejo arrollo simboliza guerra en mi memoria para olvidar siquiera el salto constante de mis sentimientos.

Si supuestamente comparara la armonía de la vida como luz permanente de la sed perpetua en el corazón dormido sabría la verdad del alma escondida en el recinto caudaloso de la blasfemia que sucumbe al gusto en boca seca que acompaña al agua tirria.

Las bondades de este mundo, se ofrecen en bandeja disfrazadas en sí con telas negras ante cualquier idea del débil ser que en juego tienen.



Nohelia Andrade